A partir de 1923, Malévich realiza, junto a sus alumnos, lo que él mismo denominó arquitectones: construcciones blancas integradas por elementos unidos de base cúbica. Desarrolla la arquitectonia, una teoría en la que denuncia la finalidad utilitarista de la arquitectura constructivista.
Malévich pasa a la edificación de su concepción pictórica en el espacio, dando cabida a todo tipo de materiales que une y construye. Su aportación original a las ideas arquitectónicas es su obsesión por alcanzar una arquitectura plenamente artística.
La obra "Arquitectonia #7" se apoya en un estudio analítico y sintético de un espacio arquitectónico concreto, el edificio de Rectorado de la Universidad de Alicante. A partir de éste, se plantea el reverso del proceso llevado a cabo por Malévich: recomponer el espacio bidimensional de la pintura a partir de una arquitectura.
Esto se materializa con una restricción formal en la realización de la obra, que es el empleo de métodos constructivos puramente arquitectónicos en la ejecución del cuadro: la obra se construye como una arquitectura. La luz modifica el cuadro como si fuese un edificio, varía conforme lo hace el modo en que la luz incide sobre él, su geometría se ve alterada con las sombras que proyectan unos planos sobre otros. El objeto de "Arquitectonia #7" es el cuadro en sí, la forma y el color como un análisis de las relaciones que se dan entre ambos elementos en el propio cuadro. En palabras de Joseph Kosuth, “es casi imposible discutir de arte en general sin expresarse por medio de tautologías (...) lo que el arte tiene en común con la lógica y las matemáticas es que también es una tautología, es decir, la idea artística y el arte son lo mismo”.
